CINESÍFILIS

25 WATTS



La corta filmografía de dos realizadores que situaron a Uruguay dentro de la plataforma del mejor cine independiente de esta parte del continente merece, no cabe duda, los mayores elogios y, seguramente, las nostalgias más serenas y recurrentes. A menos de un año del suicidio de Juan Pablo Rebella (uno de ellos; el otro es Pablo Stoll), vuelvo a ver esta película que, en clave de ironía, es sobre todo un homenaje a la juventud y sus desilusiones y sus hartazgos y todo aquello que no sirve para nada, salvo para pasar los días.

“25 watts”, esa novelita vaga acerca de un día en la vida de tres jóvenes desadaptados –está el enamorado, está el desencantado, está el estúpido–, es el reflejo de dos directores que, como sólo los grandes han sido capaces, pusieron el pie en el acelerador sin chistarlo y marcaron la historia del cine mostrando con una realidad, su realidad, tan cercana, cruda y desenfadada, sobre la que hay más de reír que de llorar. “25 watts” es una ópera prima segura y de apuesta al 100 x 100, ingeniosa y honesta, en la cual se gestan las agonías de los ausentes, de los ‘outsiders’, de los que se la buscan día a día y para los cuales el futuro no está dicho hasta que alguien –otro, está de más decirlo: no serán ellos quienes lo hagan– lo cante. ¿Quién no ha sentido alguna vez la sensación de no querer hacer nada, de no tener esperanzas en nada, de no buscar nada con tantas energías, de dejar que las cosas pasen? Ocurre en algún momento de la vida, a todos, y no hay de otra. Aquí, en Perú, o en Uruguay o en cualquier lado: es ese instante –largo o corto– donde nada prevalece, donde nada es más importante que nada. Donde vivir es respirar y comer y dormir y lidiar con los problemas a la manera en que se lidia una gripe o un dolor de estómago. Es decir, esperando sin moverse.

Esta película prueba, además, que el mejor humor puede venir de los instantes más superfluos. Lo cotidiano pasa a ser aquí una forma de burlarse de algo, de reformular la vieja analogía del sudamericano que sufre. Aquí nadie sufre o al menos nadie parece darse cuenta que sufre. Aquí los días pasan y nada más.

“Hago cine porque soy un inútil”, dijo alguna vez Rebella. En “25 watts” y en Whisky”, el ido ha dejado la huella de aquella enorme inutilidad. Son paisajes sonoros, autobiográficos, de un Uruguay embalsamado con la tibieza de lo insulso. De lo morbosamente perdurable. De lo maravillosamente inmóvil que es el recuerdo.

He disfrutado tanto o más viendo otra vez esta película que habla de mí tanto como de ellos.

Finalmente, cumplo con algo que he querido hacer ya hace un buen tiempo: Hasta siempre, Rebella.

Escrito por Alberto Villar Campos @ 10:38 p. m., ,

IVANA FERRER


Ivana Ferrer

Escrito por Alberto Villar Campos @ 11:00 a. m., ,

UN DÍA COMO OTROS



Un día como otros, con calor, pocas ganas de hacer algo y sueño, sobre todo sueño.

Sueño que dejo de estar aquí. Que no estoy aquí. Y así es: en vez de pavimento y paredes con cuadros hay arena, mar, ninguna clase de límite. En vez de silencio está la cercanía de las olas que rompen y no dejan de romper, gentes que murmuran y que llevan poca o nada de ropa, pieles quemándose sin clemencia y cangrejos riendo a mandíbula batiente. Sueño y tengo sueño también: mi mirada se pierde en un punto fijo de la pantalla y una lucha por mantenerme despierto empieza dentro de mi cabeza. El sonido del Ska se apodera, además, de mi cabeza: es un sonido violento y burlón que me acribilla y lo disfruto. Sueño que tomo cerveza por litros. Un litro, dos litros, tres litros. Y que como: un cebiche, una bandeja de choritos, lo que sea. Y repito. Todo se repite. Esto y esto también.

También.

Aunque también sueño que de pronto todo desaparece, incluso yo. Y que los mapas dejan de tener sentido, como también los lápices, las palabras y las historias que uno es (era) capaz de contar. No todos los días sueño eso, ni puedo decir que sea mi sueño más recurrente; quiero decir que hay días en que de pronto todo desaparece de mi cabeza.

Como todos los días, repito esto y no pasa mucho tiempo antes de que me lo crea.

Es como una oración antigua que he heredado quién sabe cómo.

Escrito por Alberto Villar Campos @ 3:39 p. m., ,

CLARA BOW


Algo hay en ella que deslumbra. Sus ojos, su expresión sin expresión. Algo vacío sobre sus hombros, un viento que atraviesa la sombra y la luz. Las ropas extrañas, nunca mejor puestas. Clara Bow es la imagen que llevaré conmigo en los siguientes días. No sé por qué.

Escrito por Alberto Villar Campos @ 3:57 p. m., ,


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Sobre mí­

    Alberto Villar Campos
    Lima, Peru
    "Y de pronto apareció por ahí ese maldito iceberg llamado Poesía o Literatura o Aburrimiento o lo que fuera con la única condición precisa de no devenir en Aburrimiento ni por un instante…". (Pablo Guevarra)
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