CINESÍFILIS

SHORTBUS


Podríamos aproximarnos a "Shortbus" del mismo modo en que lo hicimos con su director, John Cameron Mitchell, y su terrible y aclamada ópera prima, "Hedwig and The Angry Inch": sintiendo que es un híbrido trágico-artístico-musical sobre un tema -el sexo en este caso- donde se exploran y explotan cada uno de sus aspectos y del que, si la frase vale, es imposible salir bien parado. "Shortbus" no es una comedia, tampoco un drama y mucho menos un entreverado de sexo explícito, tragedia y perversiones. Es un ejercicio donde el análisis de las vidas íntimas se presta para una reflexión caótica del vacío y, por qué no, incluso del amor.

Podría hablarse de los personajes -una pareja conformada por una terapeuta y su esposo desempleado; una lesbiana dominatrix; dos gays que no terminan de entenderse; etc.- como la suma de todas las restas: es en cada carencia emotiva, cada pequeña crisis, cada espacio de Nueva York sobre el que estos van dejando sus pesadas huellas, en que es posible hallar un número -cualquier número- que terminará por establecer la tan ansiada respuesta. Una que nada tiene que ver con lo positivo ni lo negativo, ni con el castigo ni con la moraleja, sino más bien con la observación, con ver más allá de lo que cinco o seis tipos quieren decir, ver lo que callan o protegen e incluso aborrecen. El orgasmo, una de las variantes de la felicidad para tiempos como estos, es un elemento hipnótico que el director utiliza para lograr el efecto contrario: la petite mort es aquí lo inalcanzable, lo celestial, lo irrepetible y, consecuentemente, lo fascinante.


"El sexo siempre me ha parecido la terminación nerviosa de la vida. Creo que si se observa a dos extraños haciendo el amor, pueden sacarse conclusiones acerca de su infancia y de lo que comieron a mediodía", ha dicho Mitchell respecto de "Shortbus".

Luego de ver esta película, uno entiende que el sexo no es otra cosa que una extensión de cada sentimiento encontrado o alejado: la tristeza, la rabia, la alegría, el desasosiego. Voy a recordar "Shortbus" como una de esas pastillas que te hacen ver verde lo que es realmente verde.

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Escrito por Alberto Villar Campos @ 3:04 p. m., ,

CRISIS - EMILIO SANTISTEBAN


CRISIS. INSTALACIÓN-ACCIÓN. EMILIO SANTISTEBAN. 1999.

El propio autor dice, de su obra: "La acción de Crisis se realiza en no menos de tres semanas, la primera en jornadas de 8 horas los 7 días de la semana, pudiéndose luego reducir el horario sólo lo necesario para evitar que la rutina le reste sentido. La acción completa no llega a ser “vista” por el público, pues en realidad consiste en la reiteración -una vez con cada persona y en privado- de la misma secuencia, habiéndose llegado a realizar en la primera versión mil doscientas treinta y cinco reiteraciones de la secuencia".

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Escrito por Alberto Villar Campos @ 2:43 p. m., ,

BEGIN TO HOPE


Quienes conocen el blog saben de mi devoción por Regina Spektor. Para los que han podido deleitarse ya con su innato talento para la composición y esa voz entre trágica y seductora, pero sobre todo para aquellos que aún no lo han hecho, les dejo un link con el que podrán descargar el último disco de la artista, "Begin to hope" (2006).

Regalo exclusivo de Cinesífilis para los lectores y melómanos.

Clic aquí
(pesa alrededor de 60 Mb. No mucho, como verán, y en formato Mp3)

Y AQUÍ UN ADELANTO


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Escrito por Alberto Villar Campos @ 1:16 p. m., ,

CONMOCIÓN


A veces no importa nada. Nada, absolutamente. Debo haber visto esta imagen por lo menos unas cien veces esta mañana y cada vez que lo hago una parte de mi corazón desaparece. Pienso que hay algo más allá de todo esto. Más allá de esas cosas que uno puede, es capaz de llamar por su nombre. Amor, tristeza, inicio, fin. Memoria. ¿Es acaso eso lo único que logra movernos? Me despierto con la sensación de estar cerca de algo y esta imagen termina por elaborar una de las más desgarradoras teorías acerca de lo que ahora necesito: Eso que está allí, a tu lado, te apabulla. Eso que está lejos, te distrae. Lo que está en el medio es lo que no ves. Es invisible. Es , finalmente, lo que tienes que atrapar.

Miro a la mujer construyendo una fantasía con el hombre que, con la cabeza gacha, a su lado, sólo intenta reconstruirse. A través de los ojos perdidos de ella veo prácticamente todo lo que deseo. ¿Se trata de tener fuerzas? ¿O de dejarse caer? Unas veces son sombras, otras veces hay luz. En cierto momento terminas borrando completamente tu imagen del espejo, otras veces es un retrato lo único que pides para sentir que estás vivo, vivo al menos por partes. Tal vez mañana despiertes y no seas más ése al que viste anoche, y sientas que aquella fue la última vez, esa maldita última vez, en que nada te supo a bomba, a ruido, a silencio. A ruido. A bomba. A mierda. Dos son uno, le dices, y ella repite: Dos son uno. Somos uno, dices, y ella: Somos uno. Alzas tu cabeza pero no la miras: Antes yo estaba allá y tu estabas aquí, éramos dos, lejos uno del otro, pero ahora compartimos una sola imagen, nuestra imagen, aquí. Sin mirarte también, ella suspira, y luego dice por última vez: Una sola.

Una vez lo dije, pero de otra forma. Dije: Lamente esta imagen por el resto de su vida. Hoy por fin puedo cambiar el trágico sentido de un artículo que, como éste, me salió del corazón: Observe esta imagen por el resto de su vida. Diariamente, sin estar completamente seguro de nada.

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Escrito por Alberto Villar Campos @ 9:40 a. m., ,

LA REINA


Los planos cerrados que brotan constantemente, borrando por completo el tono solemne y aparatoso de una casa real, las imágenes que ante nosotros se descubren como recortes de periódicos a veces amarillos y a veces serios, los diálogos irónicos y fulminantes, cínicos y respetuosos, confrontadores y maquiavélicos, la casi ausencia de música incidental, la cámara que lo registra todo y que por pizcas entreteje una historia acerca de la crisis y el manejo del poder -pero que sobre todo intenta desmoldar las trampas y artificios de una monarquía congelada como la inglesa-, son los elementos que hacen de "The Queen" una magnífica película.

Para quien, como yo, fue testigo de las imágenes que paralizaron al mundo aquel 31 de agosto de 1997, le quedará claro que la historia de la monarquía inglesa no sería la misma desde entonces. La muerte de Lady Di significó uno de los mayores momentos de tensión para la realeza y fue, no cabe duda, el detonante para que la opinión pública mundial cuestionase, furiosa, el verdadero valor de una institución como esa en las postrimerías del siglo XX. El papel que juegan los medios de comunicación en toda esta maraña de silencios y reveses, establece el punto de partida para una exploración sugerente a la imagen pública de la Reina Isabel II, a la vez que potencia una travesía íntima, casi una labor de filigrana, por la contradictoria vida de una reina precoz y conservadora.

Stephen Frears maneja con eficacia cada espacio del filme, controla cada pequeño volcán que se forma dentro de la familia real, apaga los fuegos de la pasión de los medios y del pueblo inglés con inteligencia y serenidad, como si fuese él al mismo tiempo un periodista sediento de primicias y un asesor de imagen duro y astuto. De igual modo, el director de "High Fidelity" ofrece un guion y una puesta en escena sencilla (los bosques resultan maravillosas escenografías que la cámara atrapa desde arriba, minimizando a los personajes, obligándolos a pisar tierra), lo que hace que la atención se enfoque en aquello que algo tan magnífico (a los ojos del mundo) oculta: una reina en cuya figura se expone la decadencia del pasado y el consecuente conflicto con las ideas renovadoras (el tiempo, sin embargo, se encargaría de sepultar a Tony Blair como un gobernante dócil e inexperto).

Seguramente Helen Mirren se llevará el premio a mejor actriz en los esperadísimos próximos Oscar. Frears la tiene difícil frente a Scorsese en el rubro de dirección, y para mi tristeza "Babel" hará suya la distinción a mejor película. Pero eso poco interesa: la historia se encargará de girar la balanza hacia uno de los grandes retratistas de la tragedia contemporánea y hacia esta obra, todo un ejemplo de fina labor de fusión entre la realidad y la ficción.

Escrito por Alberto Villar Campos @ 5:21 p. m., ,

AVENTURAS DE KIRLIAN - UN DÍA GRIS

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Escrito por Alberto Villar Campos @ 2:18 p. m., ,

UN PEQUEÑO QUIZ SOBRE INTERNET

El gran Arturogoga me pasó un meme (qué es eso? aquí), que respondo a continuación:

1) Razones por las cuales internet cambió mi vida

En 1998 yo tenía 16 años y vivía en Chorrillos con mi madre. Estudiaba en un colegio aburridísimo, tenía pocos amigos y me pasaba el día leyendo u oyendo música. No tenía computadora. La había tenido, sí, pero años atrás, y se había quedado en Colombia con el Windows 3.1, el QPro, Price of Persia y otras cosas que fácilmente cabían en cuatros diskettes. Walter, un amigo que ahora veo poco, casi nada, me había hablado del internet, hasta ese instante una palabra que me remitía al más absoluto vacío. Puedes bajar todo, ver cosas, me dijo. Una tarde fui a una de las pocas cabinas que habían en aquellos tiempos y todo, definitivamente todo, cambió a partir de ese punto.

Dolores Barreiro fue la primera mujer argentina de la que me enamoré. ¿La recuerdan? Conducía "El rayo" y, francamente, me tenía loco. Fue, también, la primera cuyas fotos descargué de manera compulsiva, quién sabe para qué (sin computadora no podía hacer mucho). Walter, buen amigo, solía imprimirlas en su casa, y de a pocos o tal vez rápidamente fui haciéndome de un archivo que ahora termina de borrarse en algún fólder de casa. La posibilidad de hallar información, bajarla e interactuar con sus autores, fue todo para mí (incluso creo que envié un cuento al responsable de la página web en homenaje a la modelo, creyendo que podía hacérsela llegar; semanas después me devolvió disculpándose por no poder hacerlo; todo un bochorno; ya no recuerdo mucho; ¡hace tanto tiempo de ello!).

En fin. Con ella, con el asombro de poder hacer eso, fue que mi vida cambió. La internet estaba allí, en mis manos. Se trata, claro, de la infinidad de posibilidades dentro de una red infinita compuesta por una infinidad de personas con las que comparto o no infinidad de cosas. ¿Trabalenguas? Es así: eso es para mí: el infinito.

Ahora, por ejemplo, mi portátil y yo somos una sola cosa. Bajo discos de músicos a los que por flojera (galerías Brasil ya no es lo que era, además), películas, series de teve (Dios bendiga Utorrent), reviso diarios, escribo en el blog, converso con amigos, todo en una misma pantalla y sin despegarme un sólo instante de ella.

Puedo hacer más cosas que las que hubiera imaginado. Y mi imaginación, tal como al menos me lo dicen páginas como la de Goga, es pequeña.

Diminuta.

2) ¿Qué uso para trabajar?

Ya lo señalé antes, pero seré más específico:



Una Laptop Acer Aspire 3661
Procesador: Intel Celeron M 410 / 1.46 GHz
Disco duro de 80 Gb
RAM de 512
Wireless
Pantalla de 15.4" CrystalBrite
Además, con parlantitos baratieris y un mouse para hacer las cosas más fáciles.

¿Programas instalados?
Photoshop
Corel 12
Office
Winamp (para oír única y exclusivamente esta radio)
Y otras cosas más...
Pronto, espero llegar a Ubuntu.

Y listo.

Ahora, como manda la regla, le paso este meme a Antinoo, Antolín, Andrés Derzu y Kara.

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Escrito por Alberto Villar Campos @ 1:47 p. m., ,

LITTLE MISS SUNSHINE


Jonathan Dayton y Valerie Faris son una pareja de esposos estadounidenses a quienes tal vez recuerden pues dirigieron videos musicales que marcaron, no me cabe duda, los (mis) entrañables años noventa. ¿No recuerdan aquel video en que se rinde homenaje a una de las grandes obras maestras de ciencia ficción del séptimo arte? ¿O aquél 'one hit wonder' que fue Extreme y su More than words? La lista es larga -dirigieron además y entre otros comerciales para tv- y seguramente aquella década no sería la misma sin ellos. "Little Miss Sunshine", su primer largometraje, es una obra de corte independiente que es, a la vez, comedia y 'road movie', y que nos enfrenta a una familia disfuncional que atravesará distintas fases en un viaje por demás entrañable y eficaz.

La búsqueda del éxito como centro de la trama permite a cada integrante de los Hoover -la familia protagonista, una suerte de denso caldo de cultivo para la derrota, la desilusión y la ironía- establecer su propio rumbo, su propio camino, por demás extraño, y sus futuras connotaciones. Nada en "Little Miss Sunshine" hace prever que el éxito, sin embargo, esté a la vuelta de la esquina: Es como si cada personaje se las ingeniara para perderse cada vez más durante el viaje, intensificando la ironía del asunto: sólo en raros y rápidos episodios la victoria parece vislumbrarse, asirse a cada destino. Pero no. Esta película multiplica los significados del error, elabora un mapa de claroscuros sobre el cual la comedia actúa como catalizador para emociones cortantes, ásperas, desesperantes.

La eficacia de esta película a la que sin embargo no puedo clasificar como imprescindible radica, tal parece -y es lógico-, en su estructura episódica, propia de las películas de viaje y sobre todo de un campo en que esta dupla se mueve con comodidad: los videos. Cada escena simula un pequeño cortometraje sobre la derrota, sobre ese existencialismo tan siglo XXI, que empareja a George W. Bush con los concursos de belleza y a la drogadicción con la vejez: todo es aquí síntoma de la pérdida, de una muerte sin resurrección.

Empero, parece que en eso mismo reside la felicidad, si es que algo así puede decirse al final: En la búsqueda, infructuosa como aborrecible, del camino. De, al menos, un camino.

"Little Miss Sunshine" es una película independiente divertida pero de voz susurrante. Queda camino por recorrer tras este debut cálido para sábados por la tarde.

Escrito por Alberto Villar Campos @ 7:49 p. m., ,

ORESTES ÁGREDA

Un post pequeño ("Hace falta mucho, mucho tiempo, para ser joven", decía Picasso) nada más para recomendar esta recién estrenada bitácora de un amigo al que no veo hace años pero que seguiré, virtualmente, de ahora en adelante: Daniel Ágreda.

Clic
AQUÍ

Escrito por Alberto Villar Campos @ 6:08 p. m., ,


internet cinesifilis

Sobre mí­

    Alberto Villar Campos
    Lima, Peru
    "Y de pronto apareció por ahí ese maldito iceberg llamado Poesía o Literatura o Aburrimiento o lo que fuera con la única condición precisa de no devenir en Aburrimiento ni por un instante…". (Pablo Guevarra)
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