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domingo, febrero 26, 2012
El ruido.
Volver atrás: a la película Lost in Translation y al color que por esas épocas tenían las noches, al azar controlado, perfilado como un desenfreno gentil, vacío pero feliz. Ciertas cosas se han quedado estáticas: lo que hay frente al espejo, uno; dos, el ruido de los pasos y de las cosas que caen; el sabor de un trago amargo, tres; la ropa que, esperas, mantenga el aroma de eso que alguna vez fue, cuatro. Tocan un timbre, no es el mío. Mi casa, de tres habitaciones, volver a ver tres, cuatro cosas, una foto bajo una pila de chanchos de adorno, rojos, cremas, transparentes. Los libros de arte con las tapas limpias, casi vírgenes, las hojas tan brillantes, para siempre. La promesa repartida en mil palabras, una sola cara que no te miente, pero que tampoco te habla. Si hay pocos asuntos en los que vale la pena meterse, ¿por qué tendría que hacerte caso? El periodismo, la literatura, detrás de todo eso está la esperanza de ganarme la lotería. Y perderme en una cámara fotográfica. Y decirle al mundo que nada me importa menos que tener que decirle al mundo que eso importa, todos los días, cada hora, en ese minuto, en ese segundo. Mira el lente, quédate quieto, si estás tranquilo y eres honesto, la imagen que quedará de ti en las mentes de las personas será una que te satisfaga.
Sobre el techo, una lámpara con tres focos, en la pared de al fondo, el espejo rectangular, vertical y barato. Cinco sillas de madera, una con un pedazo de plástico blanco que nunca logramos despegar. Después de muchos años, dejo de aguantar la respiración, me olvido un poco de las películas, me concentro en la música. Le tiro cinco monedas a quien venga porque tal parece que la valentía no ha reconocido aún a su hijo más esperado.
Dibuja un cuadrado, mete todas las películas de Wong Kar-Wai, mete toda la música que has oído desde pequeño, mete todos los cuadros que odias porque duelen, mete todas las fotografías que odias porque disparan, ten en cuenta que el único árbol que plantarás será uno que va a quedar fuera de ese cuadrado. Escribe un correo, quítale el destinatario, aprieta el botón Enviar.
Escrito por Alberto Villar Campos @ 12:41 a. m.,