REFLEJOJELFER
jueves, mayo 15, 2008
Cierro mis ojos y lo que veo es esto: un tipo cada vez menos flaco, con cada vez menos cabello, tecleando mientras el mundo gira alrededor suyo. Este hombre, de apariencia temerosa, uñas cortas y olor a colonia, quiere volver a creer. Pero la rutina lo estanca. O al menos eso es lo que parece. Este hombre, que no es sino el reflejo de otro sobre un horizonte metálico, arañado como una fotografía que se desecha, tiene a su vez la apariencia de un animal aturdido por el destino. Por un desierto donde no hay noche y tampoco día. Un animal que no corre ni vuela ni hace nada. Este hombre, que ha dejado por un momento de ser hombre, se responde ciertas cosas y evita acercarse a las demás. Mientras pasan los minutos, este hombre, que ha vuelto a ser hombre, ha perdido algo más de cabello, su barriga ha crecido y ha encontrado cierto temor en tener de nuevo que parar el tiempo. Entonces, todo vuelve a ser como antes. La normalidad es de esas balas que no entran ni salen.
Escrito por Alberto Villar Campos @ 6:19 p. m.,