CINESÍFILIS

NACIÓN PROZAC

Es raro, pero es así. Tal vez inconscientemente quería que este blog fuese exclusivamente sobre aquellas buenas películas que han marcado mi vida, sin pensar en que omitía, vergonzosamente, a las malas que, de una u otra forma, también lo han hecho. Tal vez hoy, luego de ver “Nación Prozac”, me haya percatado de ello. Por ello me disculpo y corrijo: en “Cinesifilis” habrá también espacio para hablar sobre aquellas películas que te dejan con un mal sabor de boca, con menos preguntas que con las que te hubiera gustado quedarte, pero sobre todo con ninguna respuesta que te satisfaga.

Veamos: No culparé ni un solo instante al prejuicio con el que venía –el amigo que me la prestó concluía en que lo único bueno del film eran las tetas de Cristina Ricci–. No. Como no lo es, tampoco, ese otro prejuicio: el de ser una adaptación del imparable ‘best seller’ de Elizabeth Wurtzel. No. Hay algo en esta película que me deja mal. ¿Será que el ritmo de la película no califica para un asunto tan atractivo como lo es el de la decadencia de cuando se está casi por cumplir los veinte? ¿O que uno espera con ansias ver pastillas cayendo en el suelo por el que se mueven los personajes desde la primera escena, y así concluir en que sí, la sociedad gringa está lo suficientemente adormecida y jodida con tanto remedio para el dolor? ¿O será que el tono con el que Ricci narra los hechos no es lo que uno espera de una sugerente protagonista como la que se muestra en el afiche promocional?

Cristina Ricci es todo menos una chica desnuda mirando salvajemente a la nada. Cristina Ricci o, mejor, la actuación de Cristina Ricci, es simplemente nada (de lo que suponemos), y su desnudez lo único que hace es vendernos gato por liebre. Ella no es fría (ha perdido por completo la palidez de su enjuta
Wednesday Adams), sus depresiones no son nada parecido a una depresión juvenil y es fácil comprender por qué los que la rodean no quieren ayudarla: no lo hacen porque no hay porqué ayudar. Es decir, no hay problemas. Y, si los hay, pues el espectador se queda con un vacío en la casi hora y media que dura el film. Créanme: Yo también he pasado por ese tipo de situaciones, comprendo que tengo algo dentro mío que en algún momento deberé sacar (si es posible solo y sin ayuda de terapeutas), pero en ningún momento las cosas han sido tan caricaturescas como en esta película.

Aquí sólo vemos pedazos de pedazos de pedazos de un contratiempo llamado crecer. Fragmentos de tiempo que no debieron estar allí porque a nadie (ni a quien las pasó) le interesa recordarlos. Es inútil, pero por más que intento no puedo sacar algo bueno de esta adaptación. No le creo a las lágrimas (puedo llorar y gritar peor si me roban un celular), no le creo a sus drogas, a su paso por terapia, a sus pequeños cortes en el cuerpo intencionalmente elaborados. No le creo ni un minuto a su padre hipócrita, a su madre resentida, a sus abuelos anticuados. No le creo a uno solo de los personajes que allí aparecen porque, simple y sencillamente, no son nada en un mundo raro y, ciertamente, menos complicado.

¿Y el Prozac, cuándo? Buena pregunta. Eso sólo viene al final. Si se quiere, es una cuarta parte del desordenado conjunto de acontecimientos que terminan por enfrentarnos a un mal dibujo de una sociedad perfectamente moldeada por sí sola. Y eso, en una sola persona que intenta hablarnos de un grupo de ellas (parecidas en lo de adoloridas y perdidas), en un personaje al que le falta emoción hasta para abrir los ojos, dice mucho, tal vez demasiado.

En conclusión: que mi búsqueda por descubrir el mundo (ergo: mi propio mundo, aunque fuese sólo por una noche) en un personaje tan provocativo como el que (mal)interpreta Cristina, devino en que odiara, al parar el DVD, toda –repito, toda– su “pequeña vidita estúpida” (Lester Burnham sic), que no es, claro, la mía. Ni espero la de ningún otro.

De manera que, contradiciendo a las casi sabias premoniciones de mi amigo, con lo único que me quedo de “Nación Prozac” son esas dos pequeñas fracciones de Lou Reed cantando en vivo “Sweet Jane” y “Perfect Day”. Aunque, vamos: el pobre Lou debe ya estar hastiado de que “Perfect Day” sea el juguete favorito de los directores que buscan tocar el cielo cuando ya
Danny Boyle olió los pies de Dios.

Escrito por Alberto Villar Campos @ 1:23 a. m.,

3 Comentarios:

At 12:35 a. m., Anonymous Anónimo dijo...

me sirvo el segundo vaso de cerveza..paso el trago amargo.me prendo un cigarro en tu nombre, esnifo cocaina. Pienso en la decadencia por la que pasan las tetas de Ricci.chocatela Cristina!....nunca vi el final, nunca me intereso el final...ahora nunca lo vere.gracias...solo quiero ver mi final.
lou reed te vi y, no digas que no!
Dijiste: “no son nada en un mundo raro y, ciertamente, menos complicado”, digo: somos nada en un mundo raro e, inciertamente complicado..
esperame que llego con mas...me gusta esto

 
At 10:10 p. m., Anonymous Anónimo dijo...

It is not known whether Phentermine passes into breast milk. Do not take Phentermine without first talking to your doctor if you are breast-feeding a baby

 
At 2:29 a. m., Anonymous Anónimo dijo...

Hola, buscaba algo en referencia a esta película. No he leido el libro, que debe ser la leche por lo que comentan y contando que ha sido un best seller. Así que del libro no puedo decir nada. Aunque, esta claro que las adaptaciones sufren grandes carencias y la fuerza de la novela en la que uno puede describir mas cosas, de forma mas minuciosa. En realidad el film para mi gusto logra el objetivo de narrar la vivencia de la protagonista, intentando hacernos "vivir" su desordenado interior. Cierto que lo del prozac no esta presente ni mucho menos en toda la pelicula, asi que uno lo esperar. El papel de la psiquiatra me desconcierta un poco, pero a lo mejor es eso, que ni los propios especialistas sabían dar un enfoque real a su problema, que como bien dices en apariencia no habia nada que resolver porque incluso el personaje es conciente de lo que le pasa pero no sabe como pararlo. La película no se comparara al libro, pero particularmente me gusto las interpretaciones de Jessica Lange y la propia Cristina. He de aclarar, que no he visto muchas peliculas con esta chica, asi que tampoco puedo decir si podia esperar mas (que por lo que intuyo, parece que si). En cuanto a lo de sus tetas y su desnudo, jeje... estamos de acuerdo.

Un saludo.

 

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    Lima, Peru
    "Y de pronto apareció por ahí ese maldito iceberg llamado Poesía o Literatura o Aburrimiento o lo que fuera con la única condición precisa de no devenir en Aburrimiento ni por un instante…". (Pablo Guevarra)
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