CINEMA PARADISO
viernes, julio 07, 2006
Tuvieron que pasar 24 años para que al fin pudiera toparme con esta joyita indomable de la nostalgia. “Cinema Paradiso” (con serenidad acepto ser uno más que lo repita) le dilata el corazón a cualquiera, desde el más reticente de los espectadores al más gélido de los cinéfilos, pasando, claro, por un medio infinito. Cobra caro, sí, pasar por ella (quedan advertidos): ser testigo del devenir entre romántico y tristón de gentes en un pueblo mínimo italiano resulta una experiencia tan emocional como caótica. Los suspiros e incluso las lágrimas son válidas (y más que necesarias) cuando de lo que se trata es de enfrentarse a situaciones en donde el cine actúa como lo que es, finalmente: reflejo del amor, la pasión, el dolor, la pérdida, la alegría y un inacabable etc. Hablamos del cine como metáfora del recuerdo, de la ficción como sustento de una realidad universal e ineludible: la del hombre común que dialoga sobre los sentimientos que rodean su vida con otro hombre común que lo escucha sin indagar, acaso embelesado de lo hermosas que son las cosas buenas o malas. El corazón aquí (el de Toto, el de Salvatore, el de ambos en la mirada de su gran director) habla y entonces el resto es callar para entender.
El corazón se me encoge cuando todo, en ese pueblo (sus gentes, incluso su pasado), ha desaparecido. Tal vez sea así todo: está hecho para irse.
Escrito por Alberto Villar Campos @ 6:08 p. m.,
2 Comentarios:
- At 6:25 p. m., Neco dijo...
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Una de las mejores peliculas que he visto. Linda, emotiva, me hizo llorar... y al mismo tiempo muestra una nostalgia por aquel cine magico de antaño, cuando no todo era industria...
Si hay algun filme que muestra lo magico de ser un cinefilo, es este... - At 8:57 a. m., Alberto Villar Campos dijo...
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¿Cómo toca nervios que uno creía no existían, no?