LOS ÚLTIMOS DÍAS
miércoles, agosto 16, 2006
A continuación, un rápido recuento de las películas que, gracias al festival de la Católica, pude ver la semana que pasó.
Nueve reinas (2000)
Sin duda, la temprana muerte de Bielinsky deja un mal sabor en la boca del espectador tardío: esta película me descubre a un realizador inteligente, con proyección y entereza, un estilo rígido y, sobre todo, una enorme y envidiable capacidad para crear historias que se muevan con maravillosa facilidad entre la comedia y la tragedia, entre la curiosa impostura y la realidad más vertiginosa, entre la burla premeditada y la crítica con fundamentos. Su forma de contar las cosas (el dvd de “El aura” me quema las manos), con esa segura lucidez tan demandada en los directores latinoamericanos del presente, me hace extrañarlo. Es un talento perdido. Lástima. “Nueve reinas” se burla, se queja y enorgullece de todo eso que llamamos, mal que bien, Sudamérica.
El hijo de la novia (2001)
Un soberbio Ricardo Darín (también soberbio en “Nueve reinas”) se va a la mierda y vuelve sólo para hacernos saber de lo frágil y representativas que son algunas cosas, algunos recuerdos, en esta vida también de mierda. Como siempre, es un gusto ver, entre muchas otras constantes del cine argentino, a esos bonaerenses viejitos que, por entre sus largas canas, parecen siempre querer filosofar a partir de lo mucho que han vivido y poco que han construido. También, por qué no, les es permitido volverse locos, y amar. Sobre todo amar.
La damisela de honor (La demoiselle d'honneur, 2004)
Chabrol desmenuza una relación encaminada a la tragedia con bastante eficacia en esta pinturita francesa. El realizador es rápido, no pierde el tiempo en explicaciones concienzudas sobre la fugacidad o trascendencia del amor, más bien aprovecha los recursos que le provee el argumento (dos personas comunes y corrientes que se enamoran de pronto en una situación simple y sencilla) para edificar un castillo tenso como molesto. La chica bonita no resultará ser tan bonita como creíamos y el hombre será quien finalmente se lleve la peor parte.
Recordar las cosas bellas (Se souvenir des belles coses, 2002)
¿Puede haber algo más triste que empezar a perder la memoria justo en el momento en que encuentras a la persona de tu vida? Sentir la pesadez de lo trágico en el destino de una chica dulce y temerosa, comprender las banalidades de la vida en contraposición al maravilloso sentimiento de poder en una relación que es amor por sus cuatros costados, hacen de esta película francesa una experiencia simplemente imprescindible.
Las muñecas rusas (Les poupés russes, 2005)
He aquí una comedia edulcorada. A la mala manera francesa, las historias de amor pueden tornarse repetitivas, baladíes, increíbles. Este es un ejemplo de ello: al intentar concretar una voz coral que entregue al espectador una tesis sobre esa relación que marcará el resto de tu vida (la mujer o el hombre con el que pasarás lo que queda de días), esta obra va, al igual que las muñecas rusas, empequeñeciéndose y mostrando la misma cara una y otra vez. Al final, uno termina con la sensación de que le han contado lo mismo, y que todo sigue como al principio. Aunque no sea así.
No sos vos, soy yo (2004)
Divertida manera de decirnos que cuando tu pareja te deja, lo único humanamente posible para hacer es caer hasta el fondo y quedarte allí por un buen tiempo. Hasta que el cuerpo te diga basta. O hasta que una mujer que nunca esperabas llegue a cambiarte el modo de verlo todo. Remedo de comedia romántica, esta película sirve para los días simples de cerveza y comida rápida. Nada más.
Machuca (2004)
Fue, sin duda, la mejor de todas las proyecciones. ¡Qué forma tan sutil la de Andrés Wood para demostrar que la belleza y el humor pueden desenterrarse de la memoria, aunque ésta sea dura, violenta! La lucha entre los ideales y la crudeza del contexto de Chile en los 70 persiste en cada instante del filme: en los ojos de los niños, en sus diálogos naturales donde rememoran sus alegrías y sufrimientos, en los juegos mentales que el poder ejecuta en los caminantes de las plazas santiaguinas, en los héroes anónimos –universales y malditos– fundidos en la locura y la muerte, en esa niña bonita y felina que moja sus labios con leche condensada antes de besar a sus niños que es, gracias a Dios, Manuela Martelli. “Machuca” es cambio, poesía, elegía, descubrimiento y pérdida. Es un inquietante homenaje a los años difíciles que han poblado, en mayor o menor medida, y liberando aunque también apresando y apretando corazones, la historia de esta parte del mundo.
Escrito por Alberto Villar Campos @ 3:48 p. m.,
7 Comentarios:
- At 10:13 p. m., dijo...
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- At 6:14 p. m., Alex Guerrero Valverde dijo...
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Mira la pelicula francesa de la perdida de la memoria me hace recordar mucho a un argumento de una pelicula coreana que se llama A Moment to Remember...
- At 1:20 p. m., Alberto Villar Campos dijo...
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¿Dónde la consigo?
- At 12:29 p. m., Andrés Mego dijo...
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Hola
Vaya veo que no coincidimos en ninguna de las películas que vimos en el último festival.
A juzgar por las reseñas (y las fotos) de tu lista me gustaría ver: La damisela de honor y Recordar las cosas bellas (que estuve a punto de ver). Las argentinas las vi hace un tiempo. Saludos - At 11:17 p. m., Alberto Villar Campos dijo...
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Seguro que sí: yo llegué tarde al cine latinoamericano. Voy poniéndome al día. Y sí: apenas puedas, hazlo. Esas películas fueron notables.
Nos queda pendiente un cruce de mensajes sobre "Mariposa negra", pero hagámoslo cuando la estrenen.
Saludos. - At 8:39 p. m., dijo...
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¿Me parece o no te gustó mucho "El Hijo de la novia"? Porque de ser así, discrepo completamente, a mí me encantó.
- At 10:49 a. m., Alberto Villar Campos dijo...
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Me gustó, Teté. Es de ese tipo de películas en las que te entran ganas de llorar mientras ríes.