UN DÍA COMO OTROS
miércoles, enero 10, 2007
Un día como otros, con calor, pocas ganas de hacer algo y sueño, sobre todo sueño.
Sueño que dejo de estar aquí. Que no estoy aquí. Y así es: en vez de pavimento y paredes con cuadros hay arena, mar, ninguna clase de límite. En vez de silencio está la cercanía de las olas que rompen y no dejan de romper, gentes que murmuran y que llevan poca o nada de ropa, pieles quemándose sin clemencia y cangrejos riendo a mandíbula batiente. Sueño y tengo sueño también: mi mirada se pierde en un punto fijo de la pantalla y una lucha por mantenerme despierto empieza dentro de mi cabeza. El sonido del Ska se apodera, además, de mi cabeza: es un sonido violento y burlón que me acribilla y lo disfruto. Sueño que tomo cerveza por litros. Un litro, dos litros, tres litros. Y que como: un cebiche, una bandeja de choritos, lo que sea. Y repito. Todo se repite. Esto y esto también.
También.
Aunque también sueño que de pronto todo desaparece, incluso yo. Y que los mapas dejan de tener sentido, como también los lápices, las palabras y las historias que uno es (era) capaz de contar. No todos los días sueño eso, ni puedo decir que sea mi sueño más recurrente; quiero decir que hay días en que de pronto todo desaparece de mi cabeza.
Como todos los días, repito esto y no pasa mucho tiempo antes de que me lo crea.
Es como una oración antigua que he heredado quién sabe cómo.
Escrito por Alberto Villar Campos @ 3:39 p. m.,